Nunca es tarde para rememorar una buena película. Stand by me -cuenta conmigo- dirigida por Rob Reyner está basada en la novela The Body de Stephen King. Puede decirse que es la adaptación más exitosa de todas sus novelas. Con un final diferente, el propio Stephen king, tras ver la película antes del estreno, quedó sin palabras, y se marchó sin hablar con nadie, para más tarde volver y decir que era la mejor película que se había hecho sobre una novela suya.
La historia la protagonizan cuatro chicos de doce años con características emocionales diferentes, el extravagante Teddy, el chico duro Chris, el sensible Gordie, y el miedoso Vern. Se introducen en una aventura con el objetivo de convertirse en héroes, sabiendo que para ello tendrían que encontrar el cuerpo de un adolescente desaparecido.
Los jóvenes fuman a escondidas, cuentan historias, dicen tacos, y se unen cuando las cosas se ponen difíciles. Incluso descubren una fuerza que nunca supieron que tenían.
Llena de pequeños toques de humor, sin duda se trata de una película repleta de nostalgia.
Éstos se adentran en un viaje hacia la madurez. Viven el último fin de semana del verano de 1959, el cual acoge la verdadera inocencia de la infancia de los cuatro chicos para siempre. Es una lección de vida el recordar que lo importante no es el destino, sino el viaje en sí. El viaje te dará todo lo que necesites, y así el destino sólo es la clave que te empuja a viajar y a aprender. Así este viaje cambia la vida de los cuatro jóvenes para siempre. Es un viaje directo a la madurez, donde la superación personal es imprescindible.
Sin duda nos hace viajar al pasado como ninguna otra película lo había hecho. Quién no ha vivido ese tiempo donde la mayor preocupación no era otra que no llegar tarde a casa. O no ensuciarte para que no te regañaran, y aun así era a la vez lo más divertido que podías hacer. Donde te creías bastante mayor teniendo conversaciones que creías que sólo tenían los adultos. Y cuando perderte en el bosque en cualquier excursión era para ti ser todo un aventurero.
Nunca más volví a tener amigos como los que tuve a los doce años. Cielos, ¿acaso alguien los tuvo?
No olvidar que hace honor a una de las canciones más sonadas de Ben E. King, y una de mis favoritas, que sonando en los créditos finales te hace reflexionar de la maravilla que has visto...
Nostalgia, ansias de inocencia, anhelos rotos.
ResponderEliminarAntes era un niño que quería ser adulto. Ahora soy un hombre que se da cuenta que nunca ha madurado, aunque ya no puedo encontrar las mismas fuerzas que entonces. Pero es verdad que el deseo de crecer me ha echo mejor.
Si nos tomásemos la vida como cuando éramos pequeños todo sería mucho más sencillo.
EliminarDeberías ver esta película!
Ya la he visto, hace mucho, y en parte por eso me recuerda a mi infancia. Yo quería salir, y vivir aventuras... como los amigos de la peli, y a mi modo las viví.
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